El hilo musical o los altavoces ambientales de tv a los que nadie hace caso son el mensaje permanente y ubicuo de que continuamente se deben estar gastando recursos o en caso contrario acontece no se sabe qué catástrofe o se detiene el paso del tiempo. No se puede estar sin que se esté consumiendo al menos ese mínimo de electricidad que parece necesario para empujar al tiempo. Un verdadero absurdo.
Si llegase una guerra y fallase el suministro eléctrico, además de los muchos problemas evidentemente previsibles, aparecería este otro: que el equilibrio mental de muchas personas podría tambalearse al no ser posible la presencia de altavoces ambientales royendo el cerebro en todas partes y a todas horas. Al menos eso es lo que puede intuirse al observar las reacciones aterrorizadas que se desencadenan cuando el ruido musical deja de sonar por cualquier causa y la urgencia atropellada con que trata de encenderse cuanto antes.
A saber que enorme cantidad de megawattios de electricidad consume el planeta de esa forma absurda.
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