jueves, 9 de julio de 2015

EL CÍRCULO VICIOSO DEL RUIDO.

Son muchas las maneras en que el ruido genera más ruido. El ejemplo típico suele ser que si hablamos a un volumen más alto del necesario en un lugar público, invadiendo el espacio de otros, les obligamos a su vez a elevar su tono de voz, con lo cual perturban a su vez a otros, etc.
  Pero las situaciones en que sucede algo similar son muchas y basta con prestar atención a nuestro entorno para darse cuenta de su amplia variedad.
 Supongamos, por ejemplo, que un bar situado en la planta baja de un edificio está mal insonorizado y su propietario no respeta el horario de cierre nocturno. Molesta, en principio, a los habitantes del primer piso, situados en su proximidad inmediata. Esos vecinos, al no poder dormir, probablemente decidan aprovechar el tiempo de vigilia forzosa desarrollando alguna actividad en su propia casa. Pero con ello generan  ruido que molesta a los vecinos del segundo piso. El proceso se repite entonces indefinidamente, con los del tercer piso y con el resto de los vecinos.