martes, 3 de marzo de 2015

MOTOS: TALADROS DEL CEREBRO

 ¿Qué pasaría si alguien perforase con un taladro las paredes de su propio domicilio continuamente y sin necesidad, sólo por diversión, porque le gustara el ruido del taladro? Obviamente, que ese descerebrado pronto sería denunciado a la policía por los vecinos.
 Hay a quien le gusta un ruido prácticamente idéntico al del taladro: el de las motos con escape trucado. Manipulan su vehículo sin necesidad, sólo por un estúpido gusto por el ruido, y "taladran" así, a capricho, continuamente, día tras día, el cerebro de miles de personas.
 Este abuso es sufrido sobre todo por quienes viven en  zonas próximas a las entradas de las ciudades. Los vecinos sufren de forma continua, esa agresión acústica. Especialmente en domingos y festivos. Paradójicamente, los días en que debería tenerse más derecho a la tranquilidad y al descanso.
  Las autoridades deben tomar medidas inmediatas. Los ciudadanos no tienen por qué ver continuamente perjudicada su calidad de vida, ni su salud porque unos cuantos majaderos atribuyan no se sabe qué absurdo significado al ruido de sus motos según algún estúpido código.
   Los vecinos soportan una intensidad sonora mayor que la que emite la moto en reposo, merced a un conocido efecto físico. Y no llevan casco que amortigüe el ruido. Si tanto le gusta ese ruido al motorista incívico que lo grabe y lo ponga en sus propios auriculares.

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