lunes, 16 de febrero de 2015

LA CIUDAD-CADENA DE MONTAJE

Imaginemos una ciudad cuyas calles estuviesen ocupadas todas ellas por la ruidosa maquinaria de una cadena de montaje trabajando día y noche, todos los días del año, sin un sólo momento de decanso. Los ciudadanos deberían caminar por los bordes de las calles para evitar el peligro de las máquinas. El ruido constante se escucharía en el interior de los edificios y no podría haber ni un sólo momento de sosiego. Imaginemos que algunos de los operarios manipulasen sus máquinas absurdamente para que hiciesen más ruido que las de los demás, como una forma de pretender demostrar que eran más "chulos" que ellos.
Imaginemos que sus habitantes no son conscientes de ese ruido, por convivir eternamente con él. Imaginemos que incluso llegan a sentirse psicológicamente mal si de repente se restableciese el "estado natural de las cosas" y la maquinaria se apagase...
Esa ciudad existe. Esa ciudad es cualquiera de nuestras ciudades. La maquinaria permanente son los coches.

 Quizás esa permanente alienación sonora tenga algo que ver en la búsqueda generalizada del aturdimiento mediante alcohol u otras drogas.
 Tomar verdadera conciencia del eterno ruido que soportamos es el primer paso para pararnos a pensar en sus posibles consecuencias a diversos plazos. Y para empezar a luchar contra él.

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